No puedo, tengo ensayo es un programa de ensayos musicales y ensayos en torno a la música. Pequeños documentales sobre música poco conocida, nuevas perspectivas sobre música súper conocida, y la música como excusa para explorar temas extramusicales.
La música no existe en el vacío…
No puedo, tengo ensayo comenzó a salir al aire en enero de 2024 como una versión más madura de mi programa anterior, Clásica para desmañanarse, que realicé entre 2017 y 2023. Durante 2024 hice una temporada de 22 programas, que abarcó música antigua, tradicional, “clásica”, punk, jazz, contemporánea y varias meditaciones sobre eclipses y la historia oscura de la música clásica.
Este es mi proyecto favorito (no le digas a los otros!) y es a lo que más tiempo quiero dedicarle. Por eso abrí mi Patreon, para ofrecerle más contenido a mis fan(dango)s y poder comenzar a vivir de esto.
Por ahora, No puedo, tengo ensayo sale al aire los lunes a las 12 del mediodía en Ibero 909, radiodifusora de la Universidad Iberoamericana en la Ciudad de México. El archivo completo está en Mixcloud. Y con notas, tracklist, fuentes, etcétera, estoy trabajando en subirlo todo al Patreon en estas semanas.
¿No sabes dónde empezar? Aquí van algunos de mis favoritos:

9. Revolución de los claveles
El 25 de abril de 1974, en Lisboa, Portugal, todos los conspiradores estaban listos para tomar sus puestos. La señal sería una canción en el radio. En este programa de No puedo, tengo ensayo, con Elisa Schmelkes, celebramos con música el 50 aniversario de la Revolución de los claveles que liberó a Portugal de su dictadura.
12. Chumbawamba
Si lo tuyo es el punk, o no es el punk, no importa, este programa te va a interesar. Cuando pensamos en punk, pensamos en música ruidosa, mohicanos y chamarras de cuero. No pensamos en el gran hit de 1997 “Tubthumping”. Pero detrás de ese hit está un grupo que hizo profundamente suyos los ideales del punk: el anarquismo como forma de vida, la música como mecanismo de resistencia a través del humor.


11. Aquella novena sinfonía
El himno a la alegría, aquella invocación de hermandad y humanidad. Ha sido utilizado para representar la unión de Europa y la caída del muro de Berlín. Pero también ha sido utilizada para fines perversos y, en la película Naranja Mecánica, es el catalizador de la violencia de Alex. ¿Qué tiene esta sinfonía que enseñarnos, a sus 200 años de vida?